— Me apetece… sí… me apetece. Toca arroz. Y ya está. Quiero arroz.
— Perfecto, pero que sea de Sucre.
— Vale. Pues no compres para mañana. No cocinamos. Voy a mandar un mensaje y quedamos todos allí.
(Una vez allí, es decir, aquí… en Sucre)
— Ummm… ese hidrato de carbono que se encuentra como sustancia en las semillas del cereal…
— Sí… Ese cereal que crece en lugares húmedos y que produce al grano comestible…
— ¿Qué dicen estos?
— Mira, a nosotras nos pones un Arroz con gambita y chipirón. A los niños, el A banda. Y como estos siguen filosofando con el móvil bajo el mantel, ponles el Arroz con pata de cerdo… ¿O queréis el del señoret con atún, gambitas y chipirones?
— Seguro que les apetece otra vez el de gambita con ajetes…
(Estos…)
— Oye ¿a qué no sabes que cereal viene de Ceres, que era una Diosa?
— Claro, la Diosa de la Agricultura. Lo pone aquí… ¡listo!
— Ummm… tú sigue, que esto sabe a gloria…